miércoles, 2 de marzo de 2011

La Canción del Viejo Marinero (PARTE II)

Argumento

Cómo un barco habiendo pasado la Línea fue llevado por las tormentas hacia el frío país del Polo Sur; y cómo desde ahí siguió su curso a la latitud tropical del Gran Océano Pacífico; y de las extrañas cosas que sucedieron; y de qué manera el Viejo Marinero volvió a su propio país. (1798)

PARTE SEGUNDA

"El Sol surgió ahora a la derecha:
Fuera del mar salió él,
Aún escondido en brumas; y a la izquierda
Bajó dentro del mar.

"Y el buen viento del sur aún soplaba detrás,
Pero ningún dulce pájaro venía
¡Ni un solo día por juego o comida
Vino al grito de los marineros!

Sus compañeros de barco gritan contra el viejo Marinero por matar al ave de buena suerte.

"Y yo había hecho una cosa infernal,
Y tormento les traería
Pues todos afirmaban que yo había matado al ave
Que hacía soplar la brisa
¡Ah, miserable! dijeron ellos, matar al ave
Que hacía soplar la brisa

Pero cuando la niebla se disipó, lo justifican, y eso los hace a ellos mismos cómplices del crimen.

"Ni pálido ni rojo, como la misma cabeza de Dios,
El glorioso Sol se levanta:
Entonces todos afirmaron que yo había matado al pájaro
Que traía la niebla y bruma.
'Qué bien', dijeron ellos, 'matar a esos pájaros,
Que traen la niebla y la bruma'.

La brisa buena continúa; el barco entra al Océano Pacífico, y navega hacia el norte, hasta que éste alcanza la línea.

"La brisa buena sopló, la espuma blanca voló,
El surco seguía libre detrás;
Éramos lo primero que alguna vez irrumpía
Dentro de ese mar silencioso.

El barco ha sido de repente encalmado

"Abajo cayó la brisa, el velamen cayó abajo,
Más triste no podía ser;
Y hablábamos sólo para romper
El silencio del mar.

"Todo en un cielo caliente y cobrizo,
El Sol sangriento, a mediodía,
Justo arriba del mástil se paraba,
No más grande que la Luna.

"Día tras día, día tras día,
Varados, sin aire ni movimiento
Tan inerte como un barco pintado
Sobre un océano pintado.

Y el Albatros empieza a ser vengado.

"Agua, agua, por todas partes,
Y todas las tablas se achicharraban
Agua, agua, por todas partes
Ni una sola gota para tomar.

"La misma profundidad se pudrió, ¡Oh Dios!
¡Que alguna vez esto fuera posible!
Sí, cosas pegajosas reptaban con patas
Sobre el mar pegajoso.

"Alrededor, alrededor, por un lado y por el otro
Los fuegos-de-la-muerte bailaban a la noche;
El agua, como óleos de una bruja
Ardía verde, y azul, y blanco.

"Un espíritu los había seguido, uno de los invisibles habitantes de este planeta, ni difuntas almas ni ángeles; en lo que concierne a éstos, el culto Judío, Josefo, y el Platónico de Constantinopla, Miguel Psellus, pueden ser consultados.
Son muy numerosos, y no existe clima ni elemento sin uno o más.

"Y algunos en sueños aseguraban era
Del espíritu que nos plagaba así;
Nueve brazas profundo él nos había seguido
De la tierra de nube y nieve.

"Y cada lengua, por tanta sed,
Estaba reseca en la raíz;
No podíamos hablar, no más que si
Nos hubieran asfixiado con hollín.

Los navegantes, en su dolorosa zozobra, querían echar toda la culpa al viejo Marinero: como señal de esto, colgaron el muerto pájaro-de-mar alrededor de su cuello.

"¡Ah! ¡bueno el día! ¡qué malditas miradas
Tuve yo de viejos y jóvenes!
En lugar de la cruz, el Albatros
Alrededor de mi cuello colgaba.

F I N (PARTE II)

Samuel T. Coleridge

En traducción de Karina A. Macció, febrero 2001.

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